La escritura ¿cura?

Ariana Harwicz

La escritura, ¿cura?

Respecto a la pregunta lanzada –supongo que retórica–, sobre si la escritura cura, un poco para jugar diría que no es esa la pregunta que yo me haría o que me hago, entonces no puedo responder sí o no. Pero está relacionado, porque creo que la escritura salva. Quizá es un lugar común, pero creo que sí, que la escritura puede salvar una vida. En todo caso, puede no salvar de la muerte, de la enfermedad, de la locura, del aburrimiento o de la mediocridad, pero puede inventar una vida, sustituir una vida. La escritura entendida obviamente como un arte, no como un negocio, no como una impostura, no como un entretenimiento o un asunto de marketing. La escritura entendida como sentido épico, alto, como una dedicación, como una misión, como un destino. Entendida así la escritura, y no como un escribiente, es en sí toda una vida. Entonces sustituye una vida convencional, acomodada, una no-vida, una vida ya muerta, por una vida mil veces más intensa, mil veces más verdadera. Puede salvar de un destino menor, convencional, y ofrecer algo mucho más grande, mucho más alto, mucho más profundo. En ese sentido sí, salva la escritura, y sí, cura.

 

Ariana Harwicz (Buenos Aires, 1977) estudió Guión Cinematográfico, Dramaturgia, Artes del Espectácu­lo y Literatura Comparada. Ha publicado las nove­las Matate, amorLa débil mental, Precoz, Degenerado y, en colaboración con Sol Pérez, el ensayo Tan intertextual que te desmayás. Sus libros se han traducido al alemán, árabe, croata, francés, georgiano, hebreo, inglés, italiano, polaco, por­tugués, rumano y turco, y se han convertido en obras teatrales representadas en España, Argentina, Ecua­dor, Uruguay e Israel. Vive en Francia desde el año 2007.

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