Traducción del francés al español: Agustina Saubidet
Edición a cargo de María Magdalena y Nicolás Cerruti
«Retrato de Dora» es una obra teatral escrita por Hélène Cixous en 1976 (Éditions des Femmes). Su potencia –poética y política– no sólo continúa vigente sino que se amplifica a la luz de la expansión que han alcanzado los movimientos feministas. La Dora que retrata Cixous es, por un lado, la analizada por Freud, figura emblemática del psicoanálisis en el estudio de la histeria; por otro lado, es también una Dora a quien la autora le devuelve su lengua singular, rebelde, interpelante. Si las teorías de género y los feminismos han impulsado la revisión de territorios que parecían inamovibles, uno de los más conmovidos ha sido el del psicoanálisis. El «Retrato de Dora» circula al día de hoy en el ámbito psicoanalítico. Aun así, no contábamos con una traducción al español. Nuestra apuesta es rescatar la obra de una de las más importantes pensadoras de nuestro tiempo, y hacer circular la voz de esa mujer histérica que, transformándose en histórica, denuncia los silencios y las complicidades del patriarcado.
Obra de teatro, largo poema o reescritura del caso freudiano, «Retrato de Dora» atraviesa géneros y, a la vez, los trasciende. Lo que define la escritura de Hélène Cixous es su poética, irreductible a toda clasificación. Hay en ella condensación y apertura en su modo de transmitirnos el acto de escribir. La escritura: lo que asedia, acorrala, captura desde un lugar inhóspito e inasible que Cixous ubica en el cuerpo –pues no escribimos sin cuerpo, dirá. La escritura: eso que, a las mujeres, nos ha sido vedado. Hélène se dice «un torbellino de tensiones, una serie de incendios, diez mil escenas de violencias». Dora se dice «llena de memoria y desesperación». ¿Y no nos dicen, acaso, a cada una de nosotras también? En este libro Dora, la histérica, deviene histórica en un preciso movimiento en el que recupera su lengua singular, rebelde, interpelante. Contra los llamados a silencio que nos caen como flechas, como órdenes, como correctivos, se trata de apropiarnos de «esa lengua que hablan las mujeres cuando nadie las escucha para corregirlas». Ni para desmentirlas, agregaría hoy. La potencia de «Retrato de Dora» no sólo continúa vigente sino que se amplifica en el mundo actual, tan urgido de política, de poética, de escrituras que enciendan pequeños fuegos.
María Magdalena
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